¿Está mal si pongo un tarro con un aviso que diga propinas, en mi mesa de trabajo? Muchos dirán claro que sí, es solo para los que prestan un servicio... ¿y es que yo no presto un servicio? ¿Dar información no es servir a la sociedad?...
¿Por qué la propina es discriminatoria? ¿Solo los meseros y los taxistas pueden recibirla? ¿Y qué nos obliga a los demás a dar propinas y nunca recibir?
Meditemos sobre las propinas. Ese gasto fantasma que conscientemente nunca consideramos y que siempre, siempre va a ser requerido. Todos estamos en la obligación moral de dar propinas, solo que esa moralidad no siempre compagina con nuestra realidad.
¿Soy un tacaño por hablar de las propinas como si fuera un tema importante? Pues sí, sí es importante el tema y no, no deseo ser tacaño, pero he tenido que serlo porque he sido víctima de no considerar que debo presupuestar lo de la propina.
Empecemos por aclarar que quien tiene in
gresos por doquier, que con solo abrir los ojos cada mañana, ya está recibiendo réditos en su cuenta, no necesita hacer consciencia para aprender a presupuestar propina. Y en cambio, quien suele tener un ingreso ajustado, un salario que raspa con lo que debe gastar y que debe controlar como si fuera tratamiento médico, entonces sí es de los que le interesa esta reflexión.
Propinas viajando
El ahorrar uno, dos o tres años un dinero para poder pagar un viaje invitando a una dos o más personas es quizás lo que muchos hacen, tratando de evitar endeudarse. Recientemente planeé mi primera visita a Estados Unidos. Dos semanas en una temporada no costosa como la post verano, cuando ya el otoño empieza a traer vientos fríos.
Fue un viaje acompañado por una amiga, es decir gastos 50/50 en la mayoría de cosas. Tuvimos dos destinos Los Ángeles y Nueva York. Una semana en cada una de las ciudades. Mi total del presupuesto eran 1000 dólares, ni un centavo más (los tiquetes aéreos los cubrí con tarjeta de crédito, no había forma de llevarla para ayudar con gastos, ya estaba con máxima capacidad).
Todo fue meticulosamente planeado, sitios donde nos quedamos y atracciones a visitar, teniendo en cuenta costos de entradas, transportes y alimentación. Cada centavo había que cuidarlo, especialmente en Los Ángeles, puesto que si llegábamos a desbordarnos, en la segunda semana pasaríamos problemas.
Estados Unidos es un país acostumbrado a recibir propinas en casi todas partes. Prácticamente solo falta darle propina al agente de migración (que debería tener el derecho de recibirla, pues te está dejando entrar a su país)
El problema de contar solo con 500 dólares para una semana en Los Ángeles fue precisamente no haber sido consciente que debía tener, por lo menos unos 100 o 150 más para toooodas las propinas.
No solo al taxista (de hecho no usamos taxi), pero al del restaurante, al del sitio de comidas rápidas, al del desayuno, al del aseo en el hospedaje, al del tour aquí, al del tour allá, ¡Hasta el que se disfraza de algún personaje en pleno Universal! La cultura de la propina es impresionante en Estados Unidos.
Precisamente en el Tour de Warner Studios fue la tapa del dolor moral por no tener dinero para las propinas. Mientras otros turistas daban 20, 30, 50 dólares de propina al sujeto encargado del Tour, nosotros pasábamos de agache, como monolitos, sin pestañear, evitando contacto visual con este empleado y todo por no tener para entregarle un extra. O era él, o eran los recuerdos para nuestras familias.
En Nueva York fue la misma situación. Cada lugar, cada tour, cada visita tenía su sitio para la propina. Incluso, es casi que una obligación darle monedas a quienes tocan instrumentos o hacen algo en los pasillos del metro.
Entonces vuelvo y pregunto, ¿queda mal que ponga un vaso para mis propinas? Sé que en el desprendible de pago de mi salario nunca me va a aparecer un extra de 10, 20, 30 o más por obra y gracia del Espíritu Santo.
¿Qué no es justo que el cajero de banco reciba propinas? ¿Qué no es justo que el portero de su edificio reciba propinas? ¿O la enfermera que aguanta quejidos, llantos y malas caras en una sala de emergencias? ¿O el profesor que dedica más tiempo del que debe a revisar los trabajos de sus alumnos?...
Mejor dicho, con esto de las propinas, o todos al agua, o todos a suelo, pero antes de salir a la calle, asegúrese de presupuestar que a alguien le debe dejar una propina de ahora en adelante, no pase de agache, ya la lección está aprendida.
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miércoles, 8 de febrero de 2017
Hablemos de propinas
Etiquetas:
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viernes, 12 de junio de 2015
El arte de las películas en familia
Los puristas dicen que deberían abolir el doblaje de las películas. No se debería cometer el pecado de quitarle el sonido original de las voces por otras mexicanizadas u españolizadas, en nuestro caso de hispanohablantes, pero esos son los puristas... Aquellos que se muerden un puño cuando escuchan a Gokú como John McClane o Bruce Todopoderoso... Aunque un purista no tendría por qué andar viendo este cine comercial al que llaman, basura. ¡ops!
Ver una película sin doblar es agradable cuando uno se acostumbra a la voz original del actor, pero no por eso debemos darle machetazo limpio a las copias que vienen con audio doblado; la razón, sencilla, hay quienes por necesidad deben tener la opción del audio y no sólo me refiero a ese que dice "audio for impaired", sino los que además vienen doblados en múltiples idiomas.
No todos somos jóvenes y bellos (sarcasmo), hay adultos mayores que no tienen un rango y agudeza visual ideal para andar leyendo subtítulos y hacer un escaneo de la pantalla para ver lo que está pasando, si no me creen pónganle cuidado a sus papás...
Hay gente que quiere disfrutar de los mismos balazos, choques y maniobras de Denzel Washington, sin importar si habla con su voz en inglés o con una prestada en español, ruso, italiano, mandarín...
Gracias a actores de doblaje como Mario Castañeda, mucho de Hollywood es familiar, de hecho, en ciertos personajes, pues, por ejemplo, Castañeda encarna con su voz a Jim Carrey o Bruce Willis. También lo hace Juan Carralero, quien suele ser Will Smith, bueno, quizás apenas se estén enterando quienes son los dueños de las voces en español, pero cuando vemos películas dobladas con estos personajes, lo normal es que queramos oír la misma voz, como la de Carralero, quien adoptó a Smith desde el Príncipe del Rap y a la fecha sigue doblándolo en sus producciones.
Conflicto con papá
Habiendo abordado la parte teórica de esta entrada, pasamos a la anecdótica, la que inspiró este texto. Llevo varios años con un dilema que ha ido creciendo silenciosa y notoriamente: A la hora de ver cine con mi familia, se están acabando las opciones, la razón: ¡TIENE QUE SER DOBLADO!
Familia unida, permanece unida, hasta para ir a cine, pero resulta que ahora si la película no está doblada, la cabeza de esta familia decide abortar el plan. Así es, a mi querido padre le entró por ver cine doblado casi que en exclusivo y cuando no le quedan más opciones que entrar a la sala a ver una subtitulada, pareciera como si el maíz se le apichara y la gaseosa se le salara... El por qué, arriba quedó explicado.
Y cuando se trata de DVDs... La historia va por la misma vía. Ver un DVD con él es verlo en español y además, con subtítulos activados, cosa que si el diálogo pasó muy rápido o no se entendió, con el texto mitiga la falta de volumen, porque eso sí, podrá ser muy teatro en casa, pero mamá lo obliga a poner la película de tal forma que el estruendo de la explosión no la levante de un salto de su cama al otro extremo de la casa.
Ah, pero las películas en DVD no son las que vienen en caja y con todos los contenidos extras, no, no, no, no... Son COPIAS compradas en San Andresito, Chapinero o cualquier mantel tendido en un andén. Porque la piratería de películas reinó en Colombia, no hay nada que hacer. Por unos cinco dólares se pueden comprar unas cuatro o cinco películas, sin importar el título,género o si es estreno o clásico (Lo siento Andrés López, esa batalla contra los DVDs piratas se perdió).
¿Y en qué afecta que sea copia y no original? En mi caso, a la hora de ver el DVD con papi en la sala, suele ocurrir que el audio viene comprimido y no activado para los seis parlantes, entonces el sonido de la película se escucha en segundo plano, obligando a poner más volumen para que se entienda y los subtítulos no siempre son los del DVD original, sino bajados de internet y pegados a la fuerza, por lo que suelen desincronizarse. Ah y obvio en casi todas sale varias veces este anuncio que parece patrocinador: "This motion picture is a copy provided only for awards consideration".
Y no falta uno que otro "¿qué dijo?" o apretón al botón de retroceder...
A papá ya le están vendiendo ideas en la calle: Netflix y televisores 4K. Que evolucione el mercado, que tengamos una casa con tecnología de siglo XXI, pero eso sí, que le garanticen que Silvester Stallone dirá: "¡Rayos!, ¡Como un demonio!,¡Chinga tu mad...!"

No todos somos jóvenes y bellos (sarcasmo), hay adultos mayores que no tienen un rango y agudeza visual ideal para andar leyendo subtítulos y hacer un escaneo de la pantalla para ver lo que está pasando, si no me creen pónganle cuidado a sus papás...
Hay gente que quiere disfrutar de los mismos balazos, choques y maniobras de Denzel Washington, sin importar si habla con su voz en inglés o con una prestada en español, ruso, italiano, mandarín...
Gracias a actores de doblaje como Mario Castañeda, mucho de Hollywood es familiar, de hecho, en ciertos personajes, pues, por ejemplo, Castañeda encarna con su voz a Jim Carrey o Bruce Willis. También lo hace Juan Carralero, quien suele ser Will Smith, bueno, quizás apenas se estén enterando quienes son los dueños de las voces en español, pero cuando vemos películas dobladas con estos personajes, lo normal es que queramos oír la misma voz, como la de Carralero, quien adoptó a Smith desde el Príncipe del Rap y a la fecha sigue doblándolo en sus producciones.
Conflicto con papá
Habiendo abordado la parte teórica de esta entrada, pasamos a la anecdótica, la que inspiró este texto. Llevo varios años con un dilema que ha ido creciendo silenciosa y notoriamente: A la hora de ver cine con mi familia, se están acabando las opciones, la razón: ¡TIENE QUE SER DOBLADO!
Familia unida, permanece unida, hasta para ir a cine, pero resulta que ahora si la película no está doblada, la cabeza de esta familia decide abortar el plan. Así es, a mi querido padre le entró por ver cine doblado casi que en exclusivo y cuando no le quedan más opciones que entrar a la sala a ver una subtitulada, pareciera como si el maíz se le apichara y la gaseosa se le salara... El por qué, arriba quedó explicado.
Y cuando se trata de DVDs... La historia va por la misma vía. Ver un DVD con él es verlo en español y además, con subtítulos activados, cosa que si el diálogo pasó muy rápido o no se entendió, con el texto mitiga la falta de volumen, porque eso sí, podrá ser muy teatro en casa, pero mamá lo obliga a poner la película de tal forma que el estruendo de la explosión no la levante de un salto de su cama al otro extremo de la casa.
Ah, pero las películas en DVD no son las que vienen en caja y con todos los contenidos extras, no, no, no, no... Son COPIAS compradas en San Andresito, Chapinero o cualquier mantel tendido en un andén. Porque la piratería de películas reinó en Colombia, no hay nada que hacer. Por unos cinco dólares se pueden comprar unas cuatro o cinco películas, sin importar el título,género o si es estreno o clásico (Lo siento Andrés López, esa batalla contra los DVDs piratas se perdió).
¿Y en qué afecta que sea copia y no original? En mi caso, a la hora de ver el DVD con papi en la sala, suele ocurrir que el audio viene comprimido y no activado para los seis parlantes, entonces el sonido de la película se escucha en segundo plano, obligando a poner más volumen para que se entienda y los subtítulos no siempre son los del DVD original, sino bajados de internet y pegados a la fuerza, por lo que suelen desincronizarse. Ah y obvio en casi todas sale varias veces este anuncio que parece patrocinador: "This motion picture is a copy provided only for awards consideration".
Y no falta uno que otro "¿qué dijo?" o apretón al botón de retroceder...
A papá ya le están vendiendo ideas en la calle: Netflix y televisores 4K. Que evolucione el mercado, que tengamos una casa con tecnología de siglo XXI, pero eso sí, que le garanticen que Silvester Stallone dirá: "¡Rayos!, ¡Como un demonio!,¡Chinga tu mad...!"
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